Wednesday, August 30, 2006

Un repaso por la discografía de: Richard Ashcroft


Introducción

Una pálida rubia, envuelta en un vestido blanco inmaculado, flota bajo el agua, asustada. El mar parece turbio, la luz del sol no llega a iluminar las profundidades y la chica mueve los brazos de un lado a otro tratando de sostenerse en el oscuro lugar. Partículas de tierra viajan de un lado a otro, aumentando la hostilidad que de por sí transmite la situación. Los Chemical Brothers arman una introducción de cuerdas profanadas por la electricidad, el panorama se vuelve entre épico y tenebroso, la chica sigue allí y aún no vislumbramos la razón, sus cabellos no dejan de moverse por la acción de la marea. Empezamos a escuchar algo, una voz, una voz supraterrenal, una fuerza imparable, una arenga grave que sacude los cimientos de cualquier lugar, y entonces aparece detrás de la chica, desde las sombras del mar, una enorme ballena, una ballena gigantesca que le da nuevas proporciones a la situación: la rubia no es más grande que el ojo del animal, y fue esa voz lo que invocó al monstruo, sólo una voz así puede movilizar a un gigante de esa naturaleza. La imagen es impactante: la chica está allí, flotando en soledad con su vestido blanco, y la boca monumental del animal la acecha detrás, a punto de tragarla.

El vídeo de The Test de los Chemical Brothers es muy bueno. Y la voz de Richard Ashcroft es la que aparece desde las tinieblas. La sensación está muy bien representada. Ashcroft tiene una de las mejores voces que he escuchado; en el último Live 8, Chris Martin lo presentó como “el mejor cantante de todos los tiempos”. Es una de esas voces que, sencillamente, llena la habitación y sostiene las paredes del lugar mientras resuena. Podría comparar su forma de cantar con la de Ian McCullogh, pero no sería del todo adecuado, la voz del líder de Echo and the Bunnymen es más introspectiva, la de Ashcroft está destinada a los estadios.

Con estos pergaminos, vamos a hacer un repaso por la carrera de Richard, desde sus comienzos como pelilargo noventoso en Verve hasta sus días como millonario místico que accede a participar en el Live 8. 3 discos con su ex grupo y otros 3 como solista completan la cosecha de uno de los mejores cantantes nasales de la historia, si es que a alguien se le ocurre elaborar alguna vez un ranking tan estúpido.

A Storm In Heaven – The Verve (1994) Calificación: *****

No es sorprendente que lo mejor que haya editado Aschroft en toda su carrera sea su primer disco. Es algo que pasa con muchos artistas. Recordemos la frase famosa: “uno está toda la vida para grabar el primer disco, y dos años para grabar el segundo”. A Storm In Heaven es fenomenal: climático, melódico, casi mántrico, guitarras que generan mareas de sonido sobre las que la voz de Richard va volando con desidia. Es interesante notar que, en la mezcla, la batería ha sido seteada a un volumen relativamente bajo, lo que le quita a las canciones conexión a tierra y refuerza esa sensación etérea que uno percibe cuando escucha las canciones. El trabajo del guitarrista Nick McCabe es muy bueno, casi impresionista, buscando armar situaciones o generando ambientes, y las estructuras de los temas muchas veces prescinden del clásico estrofa-estribillo, diría que van buscando su lugar sobre la marcha, que avanzan regidas por la inercia que generan los mismos instrumentos. Los saxos que aparecen sobre el final del tema Butterfly son un punto altísimo en un disco lleno de grandes momentos, la canción See You In The Next One, que cierra el trabajo, tiene todos los elementos que luego encontraremos en las clásicas baladas-Ashcroft, pero está interpretada con impecable buen gusto: un piano suena debajo de una piscina y la voz filtrada de Richard genera un aire de enrarecimiento que aporta mucho clima. Recordemos dos cosas importantes: en esta época, Richard era adicto a casi cualquier droga que le presentaran, sobre todo cocaína, y, por otro lado, la banda firmaba todos los temas en colaboración, se compartían las composiciones.

A Northern Soul – The Verve (1995) Calificación: *****

The Verve llevó las ambiciones de A Storm In Heaven un paso más allá, se volvieron locos con la posibilidad de hacer canciones de psicodelia guitarrera y prepararon un disco que pareciera no terminar jamás. Las canciones duran no menos de 5 minutos, y el cuelgue se hace por momentos muy pronunciado. Pero esto no quiere decir que el disco sea malo, por el contrario, es excelente, otra obra maestra en la que se comienza a evidenciar el gusto de Richard por las canciones, con algunas gemas como History (con intro de violines que preludia la sinfonía agridulce) y On Your Own, un manifiesto existencialista en guitarra acústica que, según palabras de su compositor, “fue el primer tema que hice en mi vida yo solo”. Pero On You Own es una excepción, en temas como So It Goes, Brainstorm Interlude o (Reprise) la banda te lleva por ambientes llenos de acoples y bajos profundos a escasas revoluciones por minuto, como en cámara lenta. A New Decade es un comienzo arrollador, arranca una intro colgada en fundido y luego un riff de McCabe te vuela la peluca. Richard comienza a preocuparse un poco más por las letras. En On You Own esto es evidente, pero también, a lo largo del disco, podemos encontrar frases como éstas: “I was buying some feelings from abandoned machines”, “I stand accused just like you for being born withouth a silver spoon”. En fin, The Verve superó con creces la prueba del segundo disco y se abrió un nuevo panorama para avanzar en su próximo trabajo. El disco, como es obvio, vendió como el orto. Mientras tanto, unos hermanitos de Manchester posaban los ojos del mundo sobre la música inglesa y facturaban millones. Ese movimiento, que incluía a Pulp y Blur, se llamaba Brit Pop. The Verve se estaba quedando afuera de la fiesta, aún cuando Noel Gallagher le dedicaba canciones (Cast No Shadow) y lo elogiaba repetidamente en público.



Urban Hymns – The Verve (1997) Calificación: ****

Tuvieron que pasar dos años para que The Verve vuelva a editar un disco. En el medio pasaron algunas cosas: Richard dejó definitivamente la merca, le encontró el gusto a las canciones y se convirtió en “compositor”; el Brit Pop se convirtió en una forma de sonido bastante reconocible y, porque no, predecible, del que la banda decidió alimentarse para ganar algunos mangos. Urban Hymns fue la gloria y fue el fin, fue la consagración y la muerte, el éxito comercial que llegó y separó al grupo. De entrada, las composiciones ya no son compartidas, Richard firma casi todos los títulos: Drugs Dont Work (en la que explica al mundo el fin de su adicción), Lucky Man, Sonnet, One Day, Velvet Morning, etc. El pibe se convirtió en un baladista profesional. Aún así, el disco es bueno, es difícil resistirse al encanto de sus canciones, son inmediatas y universales, llenas de inspiración y optimismo. La psicodelia queda relegada a sólo 2 títulos: Come On y The Rolling People, casualmente los únicos que firma la banda en colaboración. El grosso de McCabe aporta una sola canción, que por cierto es uno de los mejores momentos del disco, Neon Wilderness, un tema colgadísimo casi sin melodía, que podría haber entrado tranquilamente en A Storm In Heaven. Las letras de Richard comienzan a acercarse peligrosamente a la autoayuda en plan Bono, faceta que lamentablemente exacerbaría en su etapa solista. Si he marcado la redondez y perfección de algunos temas (Lucky Man y One Day son mis preferidos), no es posible olvidar ese fabuloso himno inmortal, Bittersweet Symphony, del que ya hablamos en el posteo sobre los 90. Quiero detenerme a relatar una anécdota. La canción incluye un riff de violines que ha sido extraído de una canción de los Stones. El mercenario impresentable de Jagger y su amigo vampiro Richards presentaron una demanda y en la actualidad cobran todas las regalías de la canción. Hay que ser hijo de puta... ¿cuánta plata quiere esta gente? El bueno de Richard compuso una canción brillante, que no tiene nada que ver con el tema original, y estos Mr. Burns del rock se adjudican (abogados mediante) todo el dinero que tendría que ir al ya abultado bolsillo de Ashcroft. La ambición de estos tipos no tiene límites. En fin, volviendo a The Verve, el final del vídeo de Bittersweet es gráfico con respecto a la realidad del grupo: recién sobre el final del tema entran caminando los demás integrantes de la banda, y la primer pregunta que le surge al televidente es: “¿quiénes son estos 4 extraños?”. Fue el fin, que se formalizaría unos meses después. Richard emprende un camino como solista y deja una de las mejores bandas de los 90, sin dudas, con 3 discos que uno no debería dejar de escuchar jamás.

Alone With Everybody – Richard Ashcroft (2000) Calificación: ** y 1/2

El tipo está jugando al juego de las grandes canciones, y de esa manera debemos juzgarlo. No hay razón para pedirle psicodelia, si sencillamente ya no le interesa hacerla. Hace canciones, y debemos valorar su música desde ese lugar, desde su capacidad para hacer temas que lleguen o que generen emociones en el oyente. Su primer disco solista abre con una hermosa canción, A Song For The Lovers, una balada mid-tempo de cuerdas y arreglos preciosistas con coda incluida, repleta de melodías que se van entrelazando de a poco. Ya, en esta canción, encontramos todos los trucos y recursos que Ashcroft pondrá en juego a lo largo de su carrera. En Alone With Everybody ha dejado de lado las guitarras, las cuerdas son las protagonistas, apenas si escuchamos una electroacústica rasgueando de fondo, olvídense de alguna eléctrica. Mi canción preferida es Crazy World, que también termina en una coda con melodías que se van entrelazando de a poco y también está plagada de arreglos preciosistas. Comienza a intuirse una idea de fórmula, de conjunto de clichés. Aún así, la voz de Richard vuelve decentes canciones que en otros intérpretes se derrumbarían. Ashcroft se calzó el disfraz de crooner cool moderno, que por momentos es muy pesado.

Human Conditions – Richard Ashcroft (2002) Calificación: ***

El mejor de los trabajos solistas de Ashcroft, justamente porque sus canciones son las más inspiradas de su carrera post-Verve. Hay algunos temas que llenan de luz la habitación: Man On A Misión, Science Of Silence, Nature Is The Law, todas son perlas de un gran compositor que se vio inspirado, quizás, por la presencia de Michael Wilson y su arena californiana en el estudio de grabación. El gordo glorioso mete voces en el mencionado Nature Is The Law y cierra el disco bien arriba. Si en Alone With Everybody predominaban las cuerdas, aquí el control lo tienen las teclas de órganos, teclados y pianos que adornan con buen gusto muchas de las canciones. Presencias estelares: Kate Ridley, tecladista de Spiritualized y esposa del propio Richard y Chuck Leavell, colaborador de larga data de los Rolling Stones. La producción hi-fi está presente en todo momento en un disco con pocos puntos flojos, entre ellos el intento rockero brit-pop de Bright Lights y alguna letra demasiado dulzona. Pero, otra vez, se trata de un trabajo redondo, con baladas climáticas como Running Away y Paradise que se tornan ideales para musicalizar domingos melancólicos

Keys To The World – Richard Ashcroft (2006) Calificación: **

Sin dudas, lo peor que haya editado en su carrera, aún cuando es mejor que, digamos, cualquier cosa que Snow Patrol pueda llegar a sacar en un día inspirado. Las letras son excesivamente empalagosas, Words Just Get In The Way es la respuesta inmediata a Fix You de Coldplay, llevando la autoayuda aún más lejos. Las composiciones son aburridas y predecibles, quizás los primeros 30 segundos de cada canción sean interesantes, luego reluce el arsenal de trucos y todo se vuelve soporífero. Cry Till The Morning es, ya desde el título, una de las peores canciones que Ashcroft haya escrito. Algunas baladas parecen estar hechas para musicalizar escenas de amor de alguna película de Disney, Why Do Lovers? quedaría muy bien en la secuencia del Rey León en la que Nala y Zimba se aparean. World Keeps Turning es definitivamente AOR, me hace acordar a un tema de Brian Adams (ni siquiera Ryan). El inicio, con el pobrísimo Why Not Nothing?, es por lo menos ramplón. Escuchar el disco entero es casi una tarea imposible, todo el tiempo llega una y otra vez ese clima de “juntos lo haremos posible” a-lo-Lerner, y la cuestión se termina tornando irritante. Lo que más perturba es que todo sea pose, una pose asumida por el propio Ashcroft, en la que él es el músico que viene a tirar sus temazos al mundo en el medio del caos reinante. Se lo ve excesivamente distanciado y cómodo con su situación, un millonario cool que cree que las cosas se solucionan con el poder del amor o algo así. De todos modos, algunos momentos son dignos. Break The Night With Color tiene algo de la magia de antaño, Keys To The World empieza con unos coros femeninos que le aportan mucho a la canción, Sweet Brother Malcolm sería muy buena si durara 1 minuto, pero se prolonga hasta arañar los 5. Por cierto, es la primer canción de la historia en la que pienso que Richard no canta bien. Todo un símbolo.

Pd.: me gusta que los discos sean calificados mediante estrellitas, por eso me tomé el atrevimiento de hacerlo.

Pd.: próximamente un posteo sobre los mejores cantantes nasales de la historia.

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Monday, August 07, 2006

Los 90´

La década se fue hace ya 6 años, y cada vez la veo más mítica, más propensa a la leyenda y a los vicios de los historiadores. Hacer un repaso por bandas que se desintegraron y discos editados me parecía aburrido. Cuando pienso en mi infancia se me vienen a la cabeza 5 o 6 situaciones, nada más, 5 o 6 situaciones para 10 años de vida. Pero, y esto es lo importante, el recuerdo de alguna de esas escenas, el acto de revivir con la memoria un simple segundo de esos eventos, es más significativo y vívido que cualquier recuento de hechos. La esencia de las cosas está en esas sensaciones que desde lo efímero encierran lo eterno. Por eso, se me ocurrió hablar sobre los 90 (que por cierto, es “mi” década) haciendo un repaso de imágenes y emociones, que creo que es lo que perdurará con el tiempo, no un par de cambios de domicilios o las desventuras emocionales de algunos músicos.

1. El intermezzo de guitarras en Stop Breathin´ de Pavement

Bueno, creo que es lo más parecido a una coda onda Babe I’m gonna leave you que un grupo de inútiles de Stockton pudo llegar a hacer alguna vez. Hay tanta rabia contenida, tanto aburrimiento frente al televisor, tantas tardes dando vueltas una y otra vez por la mismas calles del pueblo en un auto hecho mierda, tanta frustración en esas guitarras, que uno hasta puede ver la cara que está poniendo Malkmus cuando lo imagina tocándolas, con los ojos bien cerrados, los dientes apretados y el pelo desprolijo cayéndole sobre la cara. Es impresionante. Si la música se trata de expresar sentimientos, este intervalo de Stop Breathin´ es un manual. Me acuerdo lo que pensé la primera vez que la escuché: “por Dios, este tipo me está leyendo como un libro”. Es gracioso ahora, pero así fue. Bah, así es.

2. El cover de The Man Who Sold The World de Nirvana en el Unplugged para Mtv

Todo el Unplugged es impresionante, ya habrán escuchado la historieta mil veces. Personalmente, destaco la ética punk de Cobain, bien demostrada en el hecho de hacer prácticamente un disco de covers y, aún mejor, de covers de bandas desconocidas para el gran público, como los Meat Puppets. ¿Se puede ser punk en Mtv? Bueno, claro, ese recital es la prueba. La banda se apoderó de la situación, e hizo quedar a toda la maquinaria del Sagrado Canal Musical como una Pyme Organizadora de Eventos. Eso es ser realmente bueno. El tema de Bowie lo elijo porque siempre es grato presenciar el momento en que algo se vuelve inmortal, y eso fue lo que hizo Cobain con esa canción, la inmortalizó, algo así como comprender mientras Maradona iba pasando ingleses que el gordo los iba a pasar para toda la eternidad. Por otro lado, el solo de Cobain me sigue emocionando, ¡es genial! Otra vez: después de oír ese solo, sé exactamente como se sentía Kurt aquél día. Expresión perfecta de sentimientos. No sé lo que le pasó, no sé casi nada de su vida personal, pero conozco esas sensaciones y al escucharlo comprendo por lo que estaba pasando. También él va a estar tocando esa canción para siempre.

3. Las flautas traversas en Empire State de Mercury Rev

Esta fue mi puerta de acceso a una clase de sensibilidad musical que desconocía por completo. Lo mío eran las guitarras, hasta que escuché Deserter´s Songs. Descubrir a Mercury Rev es una aventura fascinante. Empire State es uno de los tres mejores temas de inicio de un disco de rock, en mi opinión. Escucharlo es una aventura épica ambientada en un edificio moderno tomado por vikingos descontrolados. El piano te machaca el cerebro y desde ese punto de partida la canción va levantando cada vez más, los instrumentos se van sumando, los vikingos van subiendo las escaleras buscando al tipo de traje que está en el piso 89, empezás a escuchar violines, otras cuerdas e incluso instrumentos que no podés descifrar, la gente huye espantada y estos cosacos van destruyendo todo a su paso, piso 66, están agotados, toman aire y entonces un gong chino sale de algún parlante escondido de tu equipo y te pone al filo del sillón en el que ingenuamente te sentaste a escuchar un temita, todo arranca otra vez, es una locomotora de música céltica-punk-ambient-clásica-JohnWilliams, los tipos de barbas rojizas mojadas por su propia saliva se aplastan unos a otros y llegan, el tipo de traje está sentado un una habitación absolutamente blanca, el traje es negro, la batería quiere salir de la computadora, el piano también, la habitación es blanca y el tipo tiene un traje negro y los vikingos lo miran asustados, y en el lugar hay un viento insoportable, y el tipo tiene un interruptor y aprieta un botón rojo y todo explota, y ahí entran las gloriosas flautas, todas las almas van al cielo y las flautas musicalizan su ascenso celestial... Sí, Mercury Rev fue mi puerta de acceso a una clase de sensibilidad musical que desconocía por completo. Por completo.

4. La caminata de Richard Ashcroft en el vídeo de Bittersweet Simphony

Los violines gloriosos, el blanco y negro, la campera de cuero, la anti-facha de Richard, las calles horribles de una ciudad inglesa, las caras de la gente cuando lo ven pasar... todo en este vídeo es memorable. Sin dudas, lo trascendente aquí es la actitud, la actitud de Aschroft al caminar, se le puede ver en los ojos, como ido, cruzándose con personas sin importarle nada, moviendo los brazos de un lado a otro como un Liam Gallagher con contenido. Se te queda grabado en la cabeza. Momento mágico de esta década, el principio del fin de una banda buenísima que se despedía del ruido y recibía a las canciones. Me quedo con A Storm In Heaven, por mucho el mejor disco del grupo, y con este vídeo genial que he visto unas mil doscientas veces, según últimos cálculos.

5. El vídeo de Let Forever Be de los Chemical Brothers

Recuerdo el cuadro de Velásquez, Las Meninas, y la impresión que me causó cuando pude intuir su sentido. La observación de la observación, el problema de la mirada que ya nunca se pudo volver a evitar. Algo parecido me pasó cuando en Mtv contemplé (esta palabra es para vos, Kant) Let Forever Be, el vídeo de Michel Gondry. Ambas obras están relacionadas en un punto. Pero creo que Gondry suma una nueva capa a esta mirada en el espejo, suma un tercer ojo a la cuestión, un caledoiscopio entre la cámara y el actor, que deforma perspectivas y juega con esa ilusión que a veces parece real: el espacio. En los noventa, con la televisión e Internet, las miradas se multiplicaron, todo el mundo fue artista y espectador, cada uno construyó una cultura a su medida y las conjeturas sobre las cosas fueron tantas que el mundo se volvió un hecho “cubista” a la manera de Picasso. Más allá de la inventiva y de la pericia técnica del director (por cierto, un genio) y a riesgo de parecer un semiólogo aburrido, este vídeo es muy bueno para entender la fragmentación de la información (y por lo tanto de la realidad) y el poder de los medios de construir lugares a su antojo. Además, ¡el tema es muy bueno!

6. Paranoid Android de Radiohead

Si en los 70 estuvo Stairway to Heaven y en los 80 Bohemian Rapsody, los 90 no podían quedarse sin su himno. Por un momento pareció que el cetro le iba a quedar a November Rain, pero Cobain se encargó de enterrar a Slash y a su solo afuera de la capilla, por lo que la cuestión seguía vacante. De pronto, Paranoid Android. Es un antihimno, sin dudas, una canción que parece reflejar los estados de ánimos cambiantes de un adolescente caprichoso acomodado en un rincón de su habitación, enojado sin motivos con todo, que le grita a sus padres cuando le vienen a hablar pero que llama la atención cuando nadie lo mira. El pibe que imagino grita desaforadamente por momentos, por otros solloza en silencio, por otros repite palabras inteligibles una y otra vez para sí mismo, la habitación está oscura y en la pared hay un par de pósters de The Cure. Recuerdo el vídeo animado, pibes sin capacidad de asombro (clave para entender la década) presenciando descuartizamientos, milagros y demás anormalidades. Excelente.

7. La introducción de Cigarrettes and Alcohol

Esto es genial, la suprema desfachatez de los Gallagher representada en esa introducción afanada literalmente del tema de Marc Bolan, el espíritu Oasis en todo su esplendor. Sí, el tema es de otro, ¿y qué? Lo uso para hacer un tema mío, que además habla de puchos y alcohol y en el que tiro frases como “you gotta make it happend”. Había mucho boludo deprimido en el mundo, mucho pendejo clase media sin respuestas, y Liam les vino a decir en la cara: “Fuck, mate, this is the answer: rock and roll!”. La respuesta era el riff de Get it On, las melodías de los Faces, los gritos de Johnny Roten, cómo no se me ocurrió antes... El rock es lo único que viene salvando pendejos ingleses hace años: el buen rock que los saca de las fábricas y los sube arriba de un escenario donde un montón de pendejas se los quieren coger, donde el New Musical Express está desesperado por hacerles notas, donde John Peel afila su micrófono. Noel lo dijo una vez: “en Inglaterra tenés 3 opciones: o trabajás en una fábrica y morís ahí, o te ponés a jugar al fútbol, o armás una banda de rock”. Ya saben su respuesta.

8. El bajo de Safe From Harm de Massive Attack

¿Una simple línea de bajo puede crear imágenes o situaciones en la mente de un ser humano? Sí, obvio. El que lo niega nunca escuchó Safe From Harm, tema que abre el disco Blue Lines de Massive Attack. Les digo lo que veo cuando la escucho: noche, neblina, a lo lejos luces de un puerto venido a menos que la oscuridad no deja ver, estoy dentro de un auto, la ruta está invisible, sólo veo lo que débilmente iluminan los faroles del vehículo, dentro de éste voy con tres amigos, todos en silencio, mirando melancólicamente por la ventanilla la oscura masa negra que nos rodea, uno de ellos con la cabeza apoyada contra el vidrio, avanzando sin decirnos nada durante horas, alguien enciende un cigarrillo y entonces su rostro se alumbra unos momentos para luego apagarse irremediablemente, el coche avanza casi flotando, lentamente, como un tronco dejándose arrastrar por una marea negra. Y es sólo una línea de bajo...

9. Los ladridos de perro en Spanish Dance Troupe de Gorkys Zygotic Mincy

Descubrí a Gorky´s a través de un listado que leí en la página de Pink Moon. El nombre era tan raro que no pude resistir la curiosidad de escuchar lo que hacían estos pibes, que al parecer eran de Gales. Bajamos un número indefinido de temas con el Kazaa, y éstos se ordenaron vaya a saber uno de qué manera aleatoria en la carpeta que armamos del grupo. La forma en que la compu mandó las canciones aún hoy me resulta sorprendente, porque la lista está muy bien estructurada e incluso maneja climas. Todos los temas de ese compilado cibernético estan buenos, pero Spanish Dance Troupe fue el primero que me sorprendió. Durante una época, llegaba a ponerlo unas 10 veces por día. Tiene la clase de clima que me gusta escuchar en una canción: una especie de feliz nostalgia, o una alegre melancolía, lo que sea. El violín introductor está genial, suena a música céltica pero en ningún momento se aparta del rock o se vuelve world music. La voz de Euros está siempre a punto de quebrarse, y sin embargo en su fragilidad se sostiene durante todo el tema, dulce y acompañadora. Usan trompetas, ladridos de perros, y todo con un buen gusto genial. La letra adolescente-en-sus-últimos-días se te queda grabada en el cerebro.

10. La voz femenina en When You Sleep de My Bloody Valentine

El demente de Kevin Shields pasó a la historia como El Hombre Del Ruido, pero yo lo reivindico como compositor, porque algunas de sus canciones (y sobre todo, sus melodías) son geniales. Es cierto que usa la voz casi como una capa sonora más que va sobrevolando su mar de guitarras distorsionadas, pero si uno les presta atención a los temas puede incluso ¡tocarlos en su guitarra criolla! Y funcionan muy bien, serían parte de un fogón de secundaria muy snob. When You Sleep te vuela la peluca, literalmente, pero mi momento preferido es ése en el que la chica entra a cantar, como inconsciente del ruido infernal que hay debajo de ella, casi apática, farfullando unas palabras inteligibles, explicándole a Cerati cómo se deben hacer las cosas. ¡Volvé a grabar, enfermo!

11. La letra de The State I´m In de Belle and Sebastian

I was surprised, I was happy for a day in 1975I was puzzled by a dream, stayed with me all day in 1995 My brother had confessed that he was gayIt took the heat off me for a whileHe stood up with a sailor friendMade it known upon my sisters wedding day I got married in a rush to save a kid from being deportedNow she's in loveI was so touched, I was moved to kick the crutchesFrom my crippled friendShe was not impressed ‘cos I cured her on the SabbathSo I went to confessWhen she saw the funny side, we introduced my child brideTo whisky and ginThe priest in the booth had a photographic memoryFor all he had heardHe took all of my sins and he wrote a pocket novel called"The State I Am In"So I gave myself to GodThere was a pregnant pause before he said okNow I spend my day turning tables round In Marks & Spencer'sThey don't seem to mindI gave myself to sinI gave myself to ProvidenceAnd I've been there and back againThe state that I am inOh love of mine, would you condescend to help meCause I'm stupid and blindDesperation is the Devil's work, it is the folly of a boys empty mindNow I'm feeling dangerous, riding on city buses for a hobby is sadLead me to a living endI promised that I'd entertain my crippled friendMy crippled friend

12. El riff final de guitarra en Hot Chicken (Flying Lesson #1) de Yo La Tengo

Yo La Tengo es una banda perfecta. Nunca escuché un tema de ellos que me pareciera malo. Su idea del sonido, de cómo debe sonar una banda, es impresionante. Conecten a la Velvet a un amplificador Marshall y estamos por ahí. Siempre están tratando de hacer cosas nuevas, siempre buscan expandir sus horizontes. En fin… Esta canción es ideal para escucharla cuando uno está realmente enojado, cuando tiene ese agrio sentimiento de “porque-no-se-van-todos-a-la-concha-de-su-regaladísima-madre”. Perfecta para ilustrar momentos en los que todo, por algún motivo extraño, rompe las pelotas. Y el riff final te levanta de la silla.

13. La campera deportiva de Damon Albarn en el vídeo de Girls and Boys de Blur

No sé por qué, pero cuando vi este vídeo sentí un profundo impacto. Pienso: venía de ver a los Guns and Roses con sus camperas de cuero legendarias, a Nirvana con esos pulóveres horribles y los jeans desgarrados, y de repente este grupo de pendejos que se vestían ¡parecido a mí! Camperas deportivas Fila, yo tenía una muy parecida, se puede hacer rock en camperas deportivas, increíble, encima en el vídeo Damon se mueve como si estuviera esperando que la canción termine para rajar del lugar y volver a jugar a los videojuegos, muy bueno amigos de Colchester, muy bueno. El tema es alegre, feliz, fiestero, cínico, irónico, distanciado, había uno con lentes de nerd (Coxon es mi favorito) y un colorado en la batería. Música hecha por Common People (ese debería ser otro de los grandes momentos de la década).

14. El riff de Don´t fight it, feel it de Primal Scream

En un momento de la historia del rock, la rave y los acordes se guitarras se unieron, los públicos se volvieron uno solo y la pista de baile fue un lugar de locura compartida. Antes de toda la fantochada que vemos ahora, con festivales que se parecen demasiado a eventos publicitarios, con personajes a quienes les importa un carajo la música, bailar desaforadamente al compás de un beat repetido era un evento cultural trascendente. Primal Scream estuvo ahí, en el centro de todas esas drogas químicas, haciendo bailar a un montón de pendejos que buscaban divertirse siquiera 3 horas por fin de semana. El riff de Don´t fight it, feel it resume perfectamente esa sensación, cuando lo escucho puedo ver a los pequeños Chemical Brothers bailándolo en un boliche de Manchester, fanáticos del punk rock excitados con esta transformación hacia lo primitivo de la música que amaban. Hubo un momento en el que todo eso valía la pena, en el que lo “electrónico” era un nuevo lenguaje, una nueva herramienta para expresar cosas interesantes. Ahora todo se fue un poco al carajo, obvio.

15. El vídeo de Sabotage de los Beastie Boys

Spike Jonze es el creador de lo “cool”, preludia el rescate de géneros berretas perpetrado por Quentin Tarantino en Pulp Fiction o Jackie Brown. Este vídeo incluye casi todo los elementos con los que Pergolini abriría una productora: congelado, inscripciones, cámara lenta, estilización extrema de la imagen, sentido del humor cínico. Estas son las marcas de la década, en cuanto a imagen al menos. Recuperar el pasado y volverlo posible, aún cuando éste fuera espantoso. La parodia como eje, los policiales truchos de los setenta ahora son kitsch o algo por el estilo, capacidad para hacer humor y para disfrutar de esos lentes y esos trajes que lucen tan bien en cualquiera. Es genial, no hay mucho más para decir al respecto. Los Beastie Boys están muy graciosos y éste es uno de sus mejores temas.

16. La coda final de Dry The Rain de The Beta Band

El otro día me enteré que The Beta Band se separó alegando “escaso éxito comercial”. Enseguida se me vino a la cabeza esa escena de High Fidelity en la que John Cusack dice “voy a vender cinco copias de The 3 EP´s de The Beta Band” y pone esa fantástica melodía final. Enseguida un tipo se acerca y, moviendo la cabeza, pregunta qué es lo que está sonando. Sí, a veces el mundo puede ser injusto y Keane llega a vender más discos que una banda que es un millón de veces más interesante. En fin... Es un momento clásico de los 90 por la película, por el tema en sí y, por qué no, porque me hace pensar que Mtv (más que nunca durante esta década) se apoderó de la difusión de las cosas y dejó afuera de la fiesta a bandas de la calidad de los pobres Beta. Gracias a Dios por Internet. Pero, por otro lado, los pibes no obtuvieron un solo centavo de las descargas que hice y tuvieron que separarse. Mmm... es una situación difícil.

17. Track Goes By de High Llamas

Imaginen una película lisérgica de Disney, aún mas demente que Fantasía, imagínenla dirigida por Tim Leary, una cruza entre Alicia en el País de las Maravillas y Las Puertas de la Percepción de Aldous Huxley dirigida a chicos de 5 años. Bueno, la banda de sonido perfecta para ese improbable filme sería High Llamas. El tema arranca de manera convencional, una canción preciosa, digna heredera de McCartney, con coros onda Michael Wilson, para luego transformarse en una especie de coda pop mántrica, con dos acordes que se repiten una y otra vez durante 12 minutos, con flautas y violines que aparecen y desaparecen, con armonías que uno cree escuchar pero que no existen, que nuestro propio cerebro ha inventado. Es un placer para los oídos. Pienso que la irrupción de lo visual ha sido tan fuerte en los 90 que muchos músicos han jugado a musicalizar películas que no existen o, aún mejor, han tratado de crear imagen con sonido, proceso inverso al tradicional en el ámbito cinematográfico. Hay pruebas de eso. Muchos músicos en esa línea. Daft Punk, por ejemplo, ha realizado lo que ellos llaman “una película para los oídos”, Pablo Schanton recomendaba bajarse la obra de un artista del que no recuerdo el nombre, que musicalizó una película sobre la que no se han creado imágenes, pero que uno casi puede sentir escuchando la música. Más allá de eso, Track Goes By es un viaje asegurado desde el sillón de tu casa, es como recorrer mundos inventados en la comodidad de tu departamento. ¡Hay algo más noventoso que eso!

18. Kim Gordon y Kim Deal

Las dos se llaman Kim, las dos tienen pinta de primas mayores desequilibradas y de pésima fama entre la familia, las dos cantan como adolescentes que acaban de pegar su primer viaje de cocaína, las dos tocan el bajo en las bandas más importantes e influyentes del rock de los 90. Cuando pienso en Sonic Youth o Pixies, no se me vienen a la cabeza ni Thurston Moore ni Jim O´Rourke ni El gordo Francis, enseguida pienso en ellas dos, moviéndose dulcemente con su bajo mientras una catarata de ruido le atomiza el cerebro a miles de jóvenes desorientados. Son el contrapunto escénico, el balance cósmico que necesitan bandas tan extremas como éstas. Ni siquiera se trata de belleza, porque ninguna de las dos es muy linda (me quedo con Deal de todos modos), sino de celebrar y compartir otro tipo de actitud, un goce introspectivo, un pequeño cuadro impresionista en un concierto organizado por los Fauves alemanes, los ojos cerrados y el cuerpo moviéndose de un lado a otro, una ecuación que cierra, como si estuvieran escuchando una cajita musical en lugar de Goo.

19. 1979 de Smashing Pumpkins

Billy Corgan estaba muy inspirado aquél día. Habrá desempolvado sus discos de Sonic Youth y habrá compuesto esta canción gloriosa, que tiene esa melodía de recién levantado que crea tanto clima. Cuando escucho a los Pumpkins me pasa que siento excesivamente a los 90, como si no hubieran logrado trascender su época. Pero 1979 es una excepción, es una canción que perdura, que he escuchado mil veces y que sigue provocándome el mismo efecto. El video, por otro lado, es muy bueno. Pone en imágenes eso que imaginaba en Pavement: sencillo aburrimiento existencial, tedio perpetuo, anomia, etc. Los pibes destruyen un mercado sólo por diversión. Pasean en auto una y otra vez, siempre por las mismas calles. Van a un mirador al que habrán ido mil veces y hacen un enorme Fuck You. Créanme que entiendo la sensación.

20. Big fan of the bigpen – Guided by voces

Gran tema para cerrar una película, digamos, dirigida por Wes Anderson, o por su colega y tocayo Paul Thomas. Una guitarra acústica low fi y una voz anti rock star logran la magia que Bono no consigue ni juntándose con William Orbit o Brian Eno. La voz está filtrada, parece sonar a través de un megáfono oxidado, el bajo está a un volumen exagerado, el solo lo hicieron con un banjo, todo se va sumando para crear una verdadera obra maestra. Ni hablar que, a la mitad, el tema se detiene y arranca una cosa completamente distinta, una zapada mal grabada que parece el final de otra canción que no entró en el disco. Claro, se llama arte.

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